"Simplemente que estas cosas son de todo el que las sienta, y es mi voz la que las dice, mas, es de todos la conciencia"

viernes, 22 de abril de 2011

Reflexiones de la nueva vida

Ya se cumplirá casi un mes desde la última vez que recurrí a este panfleto virtual para desembocar en palabras descarnadas, ha sido un tiempo bastante extenso considerando lo abultado de la agenda política y social acaecida, no obstante, hoy quiero hacer un alto y no hablar de temas de la contingencia nacional, sino meramente plasmar un par de reflexiones en esto ya casi dos meses de vida universitaria.

Quizás todo comenzó con bastante bruma, pocas veces en la vida me había tocado dar pasos en lugares desconocidos, ser sacado de cuajo desde un lugar y lanzado con brío en una realidad absolutamente nueva. A medida que pasó el tiempo me fui adaptando bastante rápido y mejor de lo que alguna vez esperé, en cuanto al espacio físico, esta adaptación estará influida probablemente por las similitudes arquitectónicas entre mi facultad y el edificio de Independencia 2086 (cabe además decir que la Facultad de Derecho de la PUCV tiene su origen en el curso de leyes de los SS.CC. de Valparaíso). En cuanto a lo "no-físico", en primer lugar he encontrado el trato afable y generoso de mis compañeros con quienes comparto más intereses de los que imaginé y el humor nace y renace tras cada palabra dicha, entre experiencias de vida a lo largo de todo Chile, de realidades ajenas y a la vez cercanas, de un humanismo que se siente bullir tras una pregunta al profesor o una conversación enérgica. En cuanto a las clases, algo extraño ha sido esto de tener que estudiar todos los días, sin excepción, sea fin de semana o verano, aun más raro ha sido tener que faltar a Scout o no ver Tolerancia Cero por quedarme estudiando, nadie dijo que iba a ser fácil y de vez en cuando hay que hacer un par de sacrificios para que el trabajo de frutos, además, el estudio no se hace tan pesado, en primer lugar porque los únicos números que veo día a día son los del precio del café de máquina, de la hora en mi celular y de los artículos del Código Civil, lo cual me tiene rebosante, y en segundo lugar, porque lo que tengo que estudiar me gusta, y en ese sentido todos los hemos sentido un poco ñoños al respecto, pero es la verdad, no puedo evitar no disfrutar sumergirme en los pensamientos políticos de Platón y Aristóteles, en cómo desentrañar la definición de "derecho" de entre los recovecos del lenguaje y la mente, en la estructura jurídica del Estado, en fin, todas esas cosas que seguramente lo único que les provocarían sería sueño, pero que a mí en lo particular, me apasionan. Es entendible, probablemente yo terminaría regurgitando en el baño si asistiera a alguna clase de ingeniería o medicina, para qué hablar de educación física.

He conocido también los beneficios extracurriculares de la vida universitaria, partiendo por el nunca bien ponderado <<carrete>>, la verdad es que no hay punto de comparación y, a pesar de que el estudio nos tenga confinados la mayor parte de los fines de semana, hay que decir que cuando se esta en uno, esa añoranza de volver al Colegio se olvida casi por completo. Y en cuanto a esto último, también es tema. Es bastante satisfactorio poder decir que el Colegio ya es etapa quemada (¡pero nunca olvidada!), si me hicieran elegir entre seguir en la Universidad o volver, creo que elegiría seguir en la Universidad, pese a las amistades y los excelente que lo pasamos, entendí que hay que lo único que queda es seguir avanzando y en la carrera he encontrado un espacio sumamente potente de desarrollo personal y colectivo, que sin duda alguna es sumamente exigente, pero que esa es sólo una parte de todo lo que significa ser un joven universitario. Es aquí cuando uno se da cuenta que el Colegio era fácil, para sacarse un cuatro no había que hacer nada, a diferencia de la Universidad donde se dice que <<El 7 es para el Dios, el 6 para el profe, el 5 para el ayudante, el 4 para el buen alumno, el 3 para el alumno promedio, el 2 para mal alumno y el 1 para el que no estudió>>,  en fin, es una de las pruebas que hay que ir superando y donde la precisión es muy importante, donde, por ejemplo, una coma que se ponga mal en un artículo y la definición esta completamente errónea.

Ahora me imagino saliendo luego de un día de clases, camino por 12 de Febrero donde suelo ver sujetos notablemente influidos por la cultura vitivinícola, veo los camiones descargando las frutas al mercado y en ocasiones algún ratón fenecido en la acera. Llegó a Pedro Montt y miro con atención la vitrina de la Sombrerería Woronoff, pensando que algún día de mi vejez me dirigiré allí a comprar un sombrero, y más adelante suelo sumergirme en la Librería Crisis, donde paredes decoradas con afiches del Loro Coirón y una que otra arenga revolucionaria le dan tonalidad a las cantidades de libros allí exhibidos, el otro día me compré una novela breve sobre la mujer casera, aquella que vive a la sombra de su madre y la madre a la sombra de la abuela, una familia matriarcal y severa, cuarenta y cinco páginas de un concentrado de vidas sumamente frágiles. Sigo mi camino y afuera del Rodoviario suele haber un beodo vociferando al viento y un enjuto anciano vendiendo pequeñas ovejas de adorno. Me dispongo a cruzar la calle y el humo que emana desde una parilla con anticuchos callejeros me patea el rostro mientras unas amarillas sopaipillas me seducen a comprarlas, sin embargo desisto luego de acordarme de la poco feliz experiencia que tuve con una de ellas en el baño de mi casa. Prefiero no ahondar más en el tema, por su propio bien, les aseguro que no quieren saber que fue lo que allí ocurrió.

Por desgracia tengo pruebas todas las semanas hasta salir de vacaciones, y por consiguiente debo abandonar el computador, me espera la historia de las ideas políticas desde Platón a Santo Tomás de Aquino, nos vemos en un futuro no muy lejano. Au Revoir.

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