La sociedad de los poetas muertos

Interesante...digno de análisis....

Contesto el celular..."ya boba, ¿tienes lápiz y papel o buena memoria?", "ambas"-le dije a esa voz tan particular de Lorena Pinto que me esperaba del otro lado del teléfono- "jaja bien. Mañana a las 10.00 afuera del IPA, lleven dos o tres poesías con cuatro copias cada una, para que concursen" "Dale po -le dije yo-le aviso al resto del taller"

Pensamos en un primer momento que iba a ser un salón con cómodas sillas, casi un auditorio, con un podio y gente con semblante ilustrado poniendo agudo oído crítico a nuestras creaciones. Eran las 10.10 y diviso a Carlos Vera afuera del IPA, con una de esas caras impagables. Estaba solo, luego de contarme sus historias nocturnas, pasó de decirme que el salón estaba vacío. Llamamos a Lorena Pinto: venía saliendo de su casa. Llamamos a Burgos: Lo desperté, pero venía. Al parecer seríamos sólo los cuatro.

Con Vera subimos al salón, habían cuatro personas, todas superaban los 55 años de edad, inscribimos las poesías, eramos dos en la categoría estudiantes, de un total de dos. Comenzó a llegar la gente, 50, 55, 60, 70 años, con Vera nos mirábamos atónitos, hasta que llegó la única grande y nuestra Lorena Pinto a consolarnos jaja, luego llegó Burgos. No pudimos aguantar la risa cuando una señora vino a ponernos una flor de plástico como prendedor.

Las paredes adornadas con flores de plástico pegadas con scotch, papel kraft con poesías llenas de rimas. Me pareció una cápsula en el tiempo, un enfrascamiento de una edad pasada, un festival de recuerdos y añoranzas, como el único suspiro que sustenta las vidas de quienes asisten allí, una sociedad sin gente joven, que se resiste a perecer, que quizás aguarde por algo, algo que los haga remecerse, que haga remecer su poesía, quizás no y sean felices, quién lo sabrá.

Sólo resta decir que luego con Vera y Burgos fuimos a sumergirnos por los cerros de Valpo y terminamos en La Colombina hablando de los temas más bizarros de la tierra jaja.